Una de las disciplinas que todo fotógrafo está deseando probar en el momento en que empieza a adquirir cierta pericia en el manejo de su cámara es la fotografía macro. Esa fotografía en la que el buscamos que el tamaño de lo fotografiado en la fotografía sea al menos igual, o superior que el tamaño real.
Para poder lograr esto, lamentablemente, no vale cualquier objetivo, pues los objetivos tienen una distancia mínima de enfoque que hace que no nos podamos acercar suficiente y, por tanto, que no podamos lograr esa magnificación buscada.
Sin embargo, hay alternativas económicas que te ofrecerán resultados fantásticos. Estas son los tubos de extensión, las lentes de aproximación y, como veremos hoy, los anillos de inversión. ¿Quieres aprender a usarlos? ¡Pues no te pierdas este artículo!
¿En Qué Consisten los Anillos de Inversión?
Por el nombre ya puedes imaginarte de qué se trata, ¿verdad?. Los anillos de inversión permiten invertir lentes, es decir, darle la vuelta a objetivos no macro. De modo que puedan lograr esa una magnificación similar a la que nos ofrece una lente macro.
¿Cómo lo consiguen? Muy sencillo, observa el esquema explicativo de abajo. Al invertir el objetivo, logramos que sea posible acercarnos más al objeto a fotografiar reduciendo la distancia mínima de enfoque y, de este modo, que el tamaño en el sensor, también sea mayor.
Realmente podemos hacer esto sin necesidad de acoplar ningún anillo a nuestra cámara, pero este accesorio nos permite invertir un objetivo normal sin necesidad de tener que estar sujetándolo, con el peligro que ello conlleva y las vibraciones indeseadas que pueden aparecer.
Además de ser un accesorio tremendamente económico, tiene la ventaja de no pesar nada y ocupar poco espacio. Puedes guardarlo incluso en tu funda de filtros habitual, como uno más. Así que, podrás llevarlo encima siempre y poder practicar fotografía macro si la ocasión se presenta.
A la izquierda lo máximo que la distancia mínima de enfoque nos permite acercarnos con una lente 50mm y a la derecha esa misma lente acoplada de forma invertida.
En cuanto a los objetivos con los que mejor funciona esta técnica de la inversión, te podemos decir que las focales más habituales suelen estar entre los 28mm y 50mm. Es aconsejable emplear focales fijas, como el 35 o el 50mm, por ejemplo, u objetivos de kit, como los 18-55mm, con este propósito.
Debes tener en cuenta que, cuanto más corta sea la focal que uses mayor será el acercamiento. Por eso, con una focal fija 85mm o 100mm invertidas también podrás trabajar, pero además de reducir la magnificación también reducirás la cantidad de luz que entra.
Tipos de Anillos de Inversión
Ya hemos explicado en qué consiste la inversión y lo que conseguimos con ella. Veamos ahora qué aspecto tiene un anillo de inversión y qué tipos encontraremos en el mercado.
Anillo de Inversión Simple
Un anillo de inversión convencional tiene un aspecto similar al de cualquier filtro que puedas haber comprado para tu cámara, con la diferencia de que es necesario que tenga dos partes.
Por un lado, se acopla a la montura de tu cámara y, por otro lado, ofrece una rosca como la que emplean los filtros para que se adapte el objetivo invertido. Son la opción más económica, la que encontrarás más fácilmente y además, su funcionamiento es muy sencillo.
Antes de comprarlo, cerciórate bien de que adquieres un anillo con la montura correcta (Canon, Nikon, Sony, Micro 4/3) y, por supuesto, del diámetro del objetivo (Ø) que piensas utilizar como objetivo invertido (52mm, 55mm, 58mm, etc).
La mayor desventaja de estos anillos es que no nos permiten utilizar los automatismos de la cámara. No podrás utilizar el enfoque automático de la cámara o el control de la apertura del diafragma, a menos que elijas como objetivo invertido uno de los que cuentan con anillo de diafragma en el cuerpo de la propia lente.
Anillo de Inversión Automático
Existen anillos de inversión que sí que nos dejan mantener la conexión con la cámara y usar sus automatismos pero su precio se disparará. Aunque seguirán siendo más baratos que una lente macro, quizás dejarían de ser la alternativa macro más económica pero nos permitirán mayor precisión a la hora de trabajar.
Realmente, su principal ventaja con respecto a los simples es que nos permiten dominar el control de la apertura del diafragma cuando trabajamos con lentes modernas y automáticas que no cuentan con un anillo específico para elegir el número f.
Como desventaja, podríamos decir que la instalación es un poco más aparatosa. En primer lugar, debemos colocar un anillo compatible con la montura de la cámara, después un anillo adaptador independiente, seguidamente el objetivo invertido y, por último, una segunda pieza unida al primer anillo a través de un cable. Además, es imprescindible que todas las piezas estén bien acopladas para que no falle la comunicación.
Anillo de Inversión de Doble Rosca
Otro tipo de anillos que encontraremos en el mercado son los anillos de inversión de doble rosca, aunque son menos comunes. Estos nos permiten acoplar una lente a otra lente, en lugar de a la propia cámara de forma directa.
Más adelante veremos cómo funcionan, pero básicamente la mayor ventaja que tenemos con estas lentes es la de poder acercarnos todavía más a los elementos fotografiados ampliando más aún la magnificación obtenida en el plano focal.
Para utilizarlos solo tendremos que colocar uno de los objetivos de forma tradicional, acoplar el anillo inversor doble y enroscar la otra lente de forma invertida, la cual funcionará ahora como una especie de lente de aproximación.
A la hora de comprar uno de estos anillos, por un lado, fíjate bien que ambos lados sean macho. Y, por otro lado, si los dos objetivos que pretendes comparten el diámetro estupendo, pero si no es así, asegúrate de que encajan ambos diámetros en él (58mm-58mm, 55mm-58mm, 52mm-58mm, etc)